
Pues yo como cabra montesa de la que desciendo, me dedico a subirme a todos los riscos, piedras y similares que se me aparecen. Cuando empecé a ir al monte, donde los riscos son riscos, y las piedras piedras, mis manos los pidieren a gritos. Ahora voy corriendo con ellos a 2000 y pico de metros con unas gafas de hormiga atómica con Rösty al cinto y con las zapas de volar y me doy miedo a mi mismo. Pero la verdad es que se nota, se puede decir que me agarro a un clavo ardiendo, a un clavo forrado de zarzas, a un clavo oxidado...si tenía tracción en los pies, las manos no iban a ser menos
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